Vuelvo y barro.

Mi calle se ha llenado de barro por la lluvia, supongo que el resto del vecindario odiará mas si cabe a ACS por esto, sin embargo yo me he visto compensado por la molestia de tantos días de obras por el metro. Mi telúrica calle de ciudad huele a los horribles ceniceros de arcilla que hacía en el colegio, y me encanta que sea así, adoro que algo me haga recordar con intensidad momentos pasados. Así que por un instante me parece que hasta los objetos mas horribles pueden guardar las mejores pinceladas, y que los viejos olores, a veces, despiertan las papilas gustativas de los apetitos mas ocultos, de esos que están latentes en lo mas profundo de nuestro ser.

De modo que cuando me he cansado de mojarme y de que mi vecino y su perro me mirasen desde el otro lado de la valla, me he metido en el patio. Y allí, frente al buzón, he recapitulado los 100 motivos para no decirte nada, y solo he encontrado uno para asomar mi naricilla al portal mañana por la mañana. Pero está bien, un motivo es mas que suficiente para continuar, por mucho que yo haya concluido, mi vida sigue inconclusa.

A donde van los besos que no damos

Hace rato que solo veo las luces de los coches deslumbrarme. Hace rato que no escucho el ruido del motor, ni ese cd que da vueltas. Hace días que me cuesta conciliar el sueño. Dias, en los que no se porque, recuerdo las miles de veces que me anudé las zapatillas el día que me enseñaron a hacer lazos. Hace meses que no recuerdo la última vez que dejé de preguntarme cosas, tal vez porque estuviese demasiado ocupado viviéndolas. Hace meses que no sonrio de verdad, porque he dejado de creer en esas cosas que de verdad me hacían sonreir. Hace años que no apareces, y que solo coso fracasos en la retina de mi ojo izquierdo. Hace años que sentí la necesidad de marcharme y no lo hice. Hace una vida que viajo perdido, a orillas de un asfalto por todas partes señalizado, y sin embargo no logro encontrar mi camino.

Lo que no dije...

Tal vez esté rozando esa línea de la que me hablaron, tal vez lo que me gusten sean sus dedos y los reflejos extraños de sus anillos. El caso es que todo vuelve a su punto de incomprensión inicial, y siento que así es perfecto. Con esta puta manía mia de analizar, descomponer, racionalizar, de querer comprender todo, siempre me acabo perdiendo en los segundos, en ocasiones eternos, para terminar en la mayoría de ocasiones jugándome a los dados mi destino con mi otra alma, la borracha, esa que nunca piensa ni valora.

Y ya me aburren ciertas conversaciones, conversaciones de lo que debí hacer, de lo que pudo ser y no fué, de lo que jode ver como todas las responsabilidades terminaron por matar aquellas ambiciones. Hace tiempo que apago el interruptor y cualquier otra cosa me parece mas interesante. Ya hace días que navego en otro mes, pero seguís sin entenderme, y tampoco es que lo necesite la verdad, no por nada, pero es que he llegado a ese punto donde no necesito la aprobación de nadie. Yo siento que este año cambio la piel a cada golpe de chasquido de dedos, y claro que me duele ver que me encariño de quien no debo, claro que no me gusta ver como es otro el que la acaricia, pero donde antes resbalaba y me caía ahora solo me pierdo. Y estoy jodidamente bien sin saber donde narices estoy, estoy jodidamente bien sabiendo que no la tendré y mirándola igual. Estoy jodidamente bien con mis sueños, por muy ilógicos e irresponsables que parezcan.


... porque no quise.